Estamos empujados al vacío, las palabras caen por su propio
peso, las promesas solo se quedan en promesas, y vuelven a quienes las
prometieron. Sin embargo ellos no reconocen que se han equivocado, nos siguen
dando esperanzas, que ni ellos mismos creen.
Todo ciudadano tiene sus derechos y obligaciones, le debe
proporcionar el estado las puertas para su desarrollo, pero, ¿Qué pasa cuando
el estado te cierra las puertas?. Te quedas encerrado en la desesperación de no
encontrar trabajo, entras dentro de la lucha por la supervivencia. Desaparece
todo compromiso ciudadano, y empieza el conflicto personal, aquí es donde los
hombres dejan de ser ciudadanos, para ser personas y como personas surge un
sentimiento de desaprobación hacia lo establecido. Mientras tanto líderes
políticos creen llevarnos a la dirección adecuada.
Mirar al ciudadano es mirarle a sus ojos, no mirar por sus
ojos, ahora mismo en los ojos de cada humano está una chispa de esperanza, pero
esta solo consigue levantarse cuando ve faltar un plato en su mesa. Cuando su
hija llora comprendiendo que su padre está sufriendo, pero ella no comprende lo
que de verdad pasa, al igual que los políticos creen sentirlo todo, pero para
sentir, hay que vivirlo desde dentro.
Señores no solo se va salir de la crisis con una
recuperación económica, se va salir con una mentalidad de superación, esta vez
no nos va rescatar nadie, sino por nosotros
mismos, somos nosotros los que señalaremos nuestro propio futuro.
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