sábado, 22 de diciembre de 2012

Sucedió en Milán Parte 1

Sucedió en Milán, como podía haber sucedido en cualquier lugar; pero el destino quiso que fuese allí, y no en otro lugar, por eso allí se despertó algo singular,algo que merece la pena contar. Porque toda historia necesita de un lugar; y toda persona tiene una historia que contar.
Hace tiempo que yo ya estaba allí, aunque no en presencia sino en la imaginación, no había minuto que no me dirigiera a ese remoto confín donde pronto mi destino me llevaría; así paso que antes de la hora de llegar, yo ya estaba lejos, alejado de este Madrid de pánico, ruido, angustia y de continuas desilusiones.Donde no encontraba nada humano fuera de las familias ahogadas en la miseria, sólo sentía libertad entre exclamaciones, pues no podía seguir adelante disimulando los lamentos de tantos hombres, necesita cambiar, recuperar una esperanza que aquí se encuentra perdida o está partida.
A todo esto; ya llego el desvió de mi camino, ya el cielo me llevo a comprobar lo que en aquella ciudad esplendida, dorada, elegante y magnífica podía esperar, mis ilusiones aterrizaron cuando yo toque el añorado suelo, el susurro del viento agitado me hacía sentir el cambio, en cambio todo formaba parte de este planeta; pero a la vez me parecía tan extraño, que todo lo desconocía, y el deseo de unos ojos lastimados esta vez de nuevo ardía.
Allí por primera vez sentí que me acompañaba el corazón, que lo llevaba bien cerca; me palpitaba por cada rincón que lo llevaba, es más tanta belleza junta la ignoraba, hasta que llego a su culminación; en el centro de mi distracción se elevaba un resplandor, brillaba en lo alto toda la plenitud,la armonía  la gracia, la hermosura en una catedral hecha a base de esperanzas divinas, de sueños celestiales, refugio para todas las almas espirituales. Nunca me había sentido tan cerca el cielo como en la resplandeciente catedral de Milán.
Contemplando tal maravilla me sentí algo más rico, aún siendo un corazón pobre.



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